TIEMPOS DE SOLIDARIDAD

Las grandes pandemias más letales en el mundo según el diario El Clarín de Buenos Aires fueron cinco: La peste de Justiniano (año 541-542) que alcanzó Europa, Asia y África dejó 25 millones de muertos, se cree que fue una peste bubónica.

La peste negra (1346-1353) se dio en Europa, la población pasó de 80 a 30 millones. La gripe española (1918-1919) se extendió por todo el mundo pero principalmente en Europa y Estados Unidos, murieron aproximadamente 60 millones. La llamada tercera pandemia (Siglo XIX, duró hasta 1959) comenzó en la China en Yunnan murieron 12 millones. La gripe H1N1 (2009-2010) comenzó en México murieron cerca de 20,000 personas. Hoy el coronavirus que comenzó en año 2019 en China en Wuhan se ha extendido con mucha rapidez a más de 140 países. No se trata de hacer un inventario sino de resaltar un hecho que no es nuevo en la humanidad que ha movilizado gran parte del mundo para frenar los efectos de este virus. Tampoco quiero hacer un recuento de las acciones que se han tomado en diferentes partes que, gracias a la comunicación masiva son drásticas en países como Perú, Colombia, Chile, Ecuador Argentina, Honduras entre otros países por mencionar solamente la región. El aislamiento parecería que es el camino más sensato de acuerdo a la experiencia de Wuhan que están aplicando en casi todos los países. Esto significa no salir de las casas y por consiguiente dejar de trabajar o hacerlo en forma remota. Sin embargo en casos como Perú donde la informalidad laboral es alta se ha tenido que tomar medidas de apoyo económico para estos sectores. Fuera de lo que hagan los gobiernos, si este es el camino correcto, corresponde a las personas contribuir con estas medidas, en otras palabras las decisiones de acatar el “aislamiento” son de cada persona, quienes tienen recursos económicos sufren menos que quienes están en los límites de la pobreza. No sabemos todavía cómo va a evolucionar esta pandemia, pero queda en claro que el camino es el compromiso con las medidas tomadas y además la solidaridad con quienes la requieren.

Este supone un compromiso de las empresas con su personal, igualmente de las familias con las personas que las apoyan en labores domésticas, con la gran masa de trabajadores independientes que tienen que seguir viviendo con menos recursos. Pienso que los gobiernos están por el camino adecuado con las normas y apoyo económico, pero esta es una tarea de todos. El gobierno francés acaba de suspender el pago de los servicios básicos, agua, luz y gas, incluidos los alquileres e impuestos, además ha asignado trescientos mil millones de Euros para apoyar a las empresas de modo que ninguna quiebre. Medidas como estas pocas veces se han dado, toca a cada empresa y a cada persona contribuir en alguna forma efectiva a que se frene la expansión del virus al mismo tiempo que las personas no sufran o mueran por el abandono.

La Cámara del Pacífico se solidariza con su personal para hacer más llevadero este trance e insta a que todos contribuyamos y hagamos esfuerzos es nuestras empresas para apoyar a nuestros empleados con acciones concretas. La solidaridad además del cumpliendo riguroso de las normas de aislamiento deben estar en nuestros programas de emergencia. Espero que pronto podamos vencer esta penosa situación y decir: Misión cumplida